Un laberinto de pequeñas carreteras interiores, en el que es fácil perderse – o no encontrarse – conducen a Boassas, un pequeño pueblo en el que el interés de unas cuantas personas han hecho posible, ya por dos veces, que unos cuantos ceramistas se reúnan en él para trabajar, convivir, relacionarse y transmitir. Todo el pueblo y hasta algunos otros de los alrededores, con sus niños, mujeres, pequeños comerciantes, agricultores y artesanos viven y sienten la cerámica a lo largo del tiempo que dura el Encuentro y hasta se involucran aportando lo que cada uno puede. Y lo que cada uno puede va desde ayudas materiales a apoyos anímicos, pasando por la activa participación en un concierto de jazz, música que nunca antes se había escuchado en aquel recodo del Duero. Y los ceramistas, reconocidos ante la acogida, no encuentran mejor forma de pagar tal entusiasmo que realizando, en los escasos días que dura el encuentro, una serie de trabajos en los que sin duda – y no hace falta más que contemplar el catálogo – se advierte lo que se podría llamar el espirítu de Boassas. Los más se han dejado influir, se han embebido de todo lo que les rodea y han trasladado a sus piezas los majestuesos paisajes que les envuelven, los pequeños detalles etnológicos que les eran desconocidos y hasta se han dejado aleccionar en una técnica de cocción – la “soenga” – que la mayoria ignoraba y que les fue transmitida por un sencillo artesano local.
Todo eso, a mi entender, hace que quien en alguna ocasión fue a Boassas quiera regresar. No importa que los artistas provengan de grandes ciudades y que en ellas hayan dejado excelentes medios técnicos porque allí, a la sombra violácea de las sempiternas matas de glicinias, se cumple uno de los pensamientos de Leonardo da Vinci: “La naturaleza provee de manera que en cualquier parte halles algo que aprender”. Es de esta manera cuando el hombre – el ser humano – alcanza, a través de su obra y de la confrontación con las de los demás, su plenitud y su verdadera vocación: la de ser – en sí mismo y junto a otros hombres, desde los mas insospechados y recónditos lugares – un pequeño trocito del universo.
Ramón Rodríguez
Director del Museo/Escuela Municipal de Cerámica de Avilés
Centro Municipal de Arte y Exposiciones (CMAE)
(In catálogo do 12.º Certamen "San Agustín " de Cerámica dedicado ao "II Encontro Internacional de Ceramistas em Boassas", cuja exposição inaugura em Avilés - Astúrias - no próximo dia 17 de Agosto)
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